La práctica del
chi kung y del tai chi chuan se basa en la repetición, sea del movimiento o de
la Forma. No basta una sola vez para lograr el efecto que busca la práctica –
el de desbloquear meridianos y armonizar la energía. Para que eso suceda se
necesaria la repetición del movimiento, realizarlo una y otra vez.
En cada
repetición se logra un poquito. Este poquito siempre es distinta cantidad, por
así decirlo, ya que cada vez tenemos distinta concentración, distinta
respiración, factores que influyen sobre el movimiento. Pero el efecto es
acumulativo, los poquitos de cada repetición se van sumando y en un momento se
logra el objetivo.
Esta forma de
practicar genera en muchos principiantes aburrimiento y tedio. No comprenden
esta idea de repetir. Acostumbrados a mantener la mente en estado de novedad y
adrenalina constante, hacer lo mismo tan solo dos veces parece ridículo. Porque
habría de hacer lo mismo? Repetir requiere dedicación, concentración,
perseverancia, mucho mas esfuerzo que no repetir y hacer distinto todo el
tiempo.
El aburrimiento es
un punto clave en la práctica y en la
consecución de repeticiones. La mente se aburre, tanto para principiantes como
avanzados. Si nos dejamos llevar por la queja interna del aburrimiento, todo lo
que hemos acumulado se cae, el trabajo realizado se desperdicia. Pero, si
traspasamos a la mente aburrida y continuamos repitiendo, practicando, nos
damos cuenta de lo que hay mas allá de la mente, de las ideas, del movimiento
regulado por el pensamiento: hay un movimiento que surge solo, que mueve el
cuerpo y que trasciende lo físico conocido.
Además, cuando la
mente deja de juzgar y de decir “estás haciendo lo mismo otra vez” empezamos a
notar que no es así, que cada repetición es diferente, es un movimiento nuevo.
Así la práctica de repetición se torna espiralada, pasando una y otra vez por
el mismo lugar pero mas amplio y mas fluido, con una armonía geométrica que
lleva también al equilibrio interno.
Repetir es mas
simple, y a la vez mas difícil. Es ir a lo conocido para redescubrirlo, con
constancia y compromiso, sin tomar la primera oportunidad de novedad que
aparece. Quedarse y practicar.