Hay una red hecha de energía que no podemos ver. Esa red nos conecta… a todos con todos.
Interdependencia le
dice el budismo. Lo que hace uno afecta a todos, por la red justamente. Si tensamos
una conexión, otra se distiende.
Hay personas que
pueden ver la red. O por lo menos saben de su existencia y la comprenden. No es
tangible, por eso a veces creemos que no es real. Pero lo es.
Estamos conectados.
Tú que lees y yo que escribo, hay una línea de energía que nos une, sino como
hubieras llegado a esta página web? Y también, como hubiera yo decidido
escribir esto?
Por la red pasa información.
Lo que la gente anda buscando o necesitando y lo que otros pueden dar u
ofrecer. Es una red de intercambio de energía. Para que suceda un intercambio
primero debe haber información: acá hace falta, allá hay (0 y 1 en código binario).
Y entonces se mueve la energía en función de las polaridades: todo va hacia
donde hace falta que haya.
La energía se
convierte en materia. Una persona me preguntó “¿qué hago con todo el
pensamiento?” o lo haces realidad (materia) o lo desechas (dejas que la energía
siga fluyendo). Quedarte con el pensamiento es estancar la energía a propósito.
Hay que
materializar porque vivimos en el 3D – plano material – Tierra. Si viviéramos en
las Pleyades podríamos quedarnos con la energía solamente, pero aquí, para que
tenga sentido, hay que materializar.
Eso significa
accionar, hacer algo concreto. Esta información alguien la estaba buscando, yo
la tengo y la doy. Quien recibe, qué hace con esto? Lo que quiera, pero algo. Sirve
para generar movimiento, transformación.
Quienes ven la
red la tienen un poco mas fácil… Mmmm, no lo creo. A veces fluir sin saber es
más fácil que intentar fluir sabiendo mucho. El conocimiento traba, hace a la
mente cuestionadora, controladora, soberbia.
El exceso de información
satura. Cuando estamos saturados queremos abandonar. Pero no se puede abandonar
la red. Está conformada por todas las personas físicas que están y han estado. El
tiempo lineal es una idea de la mente. Todos estamos en el mismo momento. Así la
red nos permite conectarnos con personas que vivieron “en otro tiempo”.
Lo que podemos
hacer es no esforzarnos por sostener conexiones de la red. Eso significa soltar
a las personas, sean amigos, familiares, parejas, alumnos. Toda relación establece
una conexión. Las conexiones son, a la vez, temporales y atemporales. Temporales
porque se disuelven cuando las personas ya han hecho lo que debían hacer juntas,
ya intercambiaron la energía e información que correspondía en ese momento. Atemporales
porque siempre habrá una conexión latente a la cual se puede recurrir.
Sostener la conexión
temporal cuando ya no es necesario requiere mucho esfuerzo. Hace que la red se
ponga tensa, por ende otras partes de la red se descalibran. Los humanos
hacemos mucho esfuerzo por sostener las conexiones. Tenemos un gran apego a las
personas. La distancia y la separación nos duelen porque creemos que “perdemos”
a las personas.
La idea de la red
nos permite ver que nunca perdemos a nadie. Las conexiones son atemporales, multidimensionales,
siempre “tenemos” a todos cerca.
No podemos irnos
de la red en cuerpo físico, es imposible. Pero si podemos sacarle nuestra energía,
nuestra presencia. Seremos como árboles secos con raíces que se van vaciando. Nadie
quiere conectarse con lo seco y lo vacío.
Por el contrario,
cuando nutrimos a la red con nuestra presencia somos una inyección de energía,
de savia que fluye por las raíces hacia toda la red. Al estar, la red nos
alimenta, nos incluye, nos nutre.
Para recibir energía
de un sistema hay que pertenecer al sistema. Si no queremos pertenecer, nos vamos
quedando vacíos. Entonces con la red no hay opción, o estamos o estamos. Es a
lo que vinimos.