Nunca vemos el
lado oscuro de la Luna. La sincronización de los movimientos del universo ha
hecho que desde la Tierra, solo podamos ver un solo lado de la Luna.
Eso mismo pasa
con nosotros. No vemos nuestro lado oscuro.
Pretendemos
alcanzar la luz solo a través de la luz. Debiéramos comprender que hay que
iluminarlo todo, incluso aquello que no vemos. Hay que prender unas velas en el
lado oscuro.
Toda práctica
madura de cualquier disciplina nos lleva a darnos vuelta y a ver el propio lado
oscuro. Dudo de aquel que nunca se ha encontrado con algo “espantoso” de sí
mismo. Espantoso en el sentido de la sorpresa que surge al encontrarse con
aquello que creemos que no somos.
“Yo no soy así”.
Frase pronunciada en el mismo momento de acometer el acto que te hace así.
Es como decir “yo
no grito”, gritando.
No necesariamente
son rasgos negativos, violentos o depresivos de la personalidad. En el lado
oscuro está todo aquello que hemos reprimido para no sufrir: los traumas, los
dolores, las pérdidas.
Profundizar en la
práctica es irse a dar un paseo por el lado oscuro. Verse en todo aquello que
rechazamos de nosotros mismos. Practicar con eso y amigarse con el ser
espantoso que uno es. Poder decir “yo también soy así”, “yo también tengo
esto”. Y estar bien con eso.
Si la práctica no
te lleva a este punto, es que todavía estás en comenzando. Estás haciendo una
práctica que solo te sirve para regodearte sobre lo lindo y cómodo que es todo.
Solo vives media vida: la bonita.
Y si en este
momento te surgen un montón de frases para debatir mi punto: es que tu no eres
malo, es que no eres oscuro, no te enojas, no odias, no eres insoportable en
ningún momento, no tienes nada guardado, nunca estás triste, etc., bueno ahí
está, eso que no crees que eres pero que te molestaría ser, es tu sombra! El
lado oscuro que no quieres ver.
Les recomiendo,
por último, este artículo: “Los riesgos de by-pass espiritual.”