“Human Inertia” by Martin Grohs.
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La inercia del
fin de año es tan fuerte que no nos damos cuenta ni siquiera de lo que estamos
haciendo o hacia donde estamos yendo. La práctica de quedarse quieto, de frenar
por unos momentos, nos permite justamente detenernos para observar y romper la
inercia.
En la quietud
aparece de nuevo el rumbo correcto, sin esfuerzo alguno.
No hay ninguna
técnica ni es necesario aprender algo nuevo, sino solamente disponerse
abiertamente a quedarse quieto por unos momentos, que pueden ser solo un par de
minutos. En estos minutos no hacemos nada, ni leemos, ni miramos la televisión,
ni hablamos, ni nada. Dos minutos sin hacer nada con la idea de estar quieto.
Es difícil, al
principio. La mente sigue la inercia y nos pide movimiento. Quedarnos quietos también
es un poco extraño. En la quietud surgen cosas. Justamente eso buscamos, que
desde la quietud surja lo correcto, el camino a seguir. A veces, lo que hay que
hacer es lo opuesto a lo que veníamos haciendo. A la mente no le gusta que el
silencio – la no-mente – le diga qué hacer y por ello se resiste a la quietud.
Superando ese “pequeño”
escollo de nuestra mente, nos quedamos quietos y dejamos que todo alrededor suceda.
Cuando nos surge comenzar a movernos nuevamente, lo hacemos.
Y esto lo podemos
hacer no solo todos los días, sino varias veces al día…verán que el cuerpo se
siente revitalizado luego de frenar, la mente está más fresca y tenemos más
capacidad de llegar no solo al final del día sin tanto desgaste, sino también al
final del este año!!