Comprender y almacenar percepciones nuevas cuesta mucho y la mente es, de por sí, bastante ahorrativa en sus gastos!
De todo lo que percibimos a través de los sentidos, la mente nos muestra lo que mas rápido procesa (lo que ya conoce o tiene referencias previas) y nosotros conscientemente –o in…– descartamos lo mas complejo o desconocido. Lo “escuchamos” pero no lo procesamos completamente y lo descartamos como si ni siquiera lo hubiéramos oído.
Generamos un auto-bloqueo que nos lleva a no ver, oír o percibir lo que no encaja con lo que ya está en el propio sistema. Un sistema personal e individual que consiste en realidades, creencias, pensamientos, arquetipos emocionales…es decir, una identidad.
Adicionalmente, aunque todos los datos están en la memoria, la mente recuerda también de manera selectiva. Trae al presente aquellos sucesos que refuerzan la realidad que elegimos vivir, una realidad selectiva funcional a la identidad.
¿Cómo hacemos para salir del ciclo selectivo de la mente? Necesitamos un agente externo que nos sacuda.
Otra persona puede ayudarnos a desbloquear el auto-bloqueo. Otra persona va a poder ver otra realidad, otra opción, otra percepción… ¿por qué? Básicamente porque no es YO, está afuera de mi identidad – sistema personal.
Cuando comenzamos un camino de sanación –y todo camino de sanación es de auto-sanación–, la asistencia de otras personas es importante porque nos ayudarán a ver lo que aun no podemos ver y probablemente aquello por lo cual estamos enfermos (física, mental o emocionalmente).
No es tan fácil descubrir uno mismo y luego liberar el auto-bloqueo. Es posible, pero también es posible contar con otra persona que nos ayude y nos facilite un poco el camino.
El proceso requiere humildad. Humildad para pedir ayuda y humildad para reconocer que la propia identidad está creando una realidad insana y que hay que trabajar conscientemente en modificarla, abriéndose a nuevas percepciones.