Explícitamente es
necesario porque el NO tiene que ser concreto, consciente, limitante… es decir
debe generar un límite, un “hasta acá—mas allá no”.
Pero para poder
decir que NO a algunas cosas debemos primero incluir cosas a las que decirles
que no. Ampliar nuestras experiencias, ampliar nuestro campo de realidad.
Lo que no
percibimos a través de nuestros sentidos no existe para la mente. No es real. Y
la mente es un sentido en sí misma. Esto significa que lo que la mente crea, existe.
Pueden ser sensaciones e ideas que surgen a partir de relatos de otras
personas. Es lo que sucede cuando alguien relata un viaje y surgen los deseos
de viajar. O pueden ser algo imaginado pero sobre todo es el contacto con la
realidad, con las cosas, con las personas y las experiencias.
La pregunta
típica de un adolescente en la escuela es “para que me sirve todo esto que
aprendo si nunca voy a dedicarme a eso?” Para ampliar el campo de realidad y
luego poder decir que no. “Esto lo probé y no lo quiero.”
¿Cómo podríamos
decir que NO a algo que no conocemos? Mientras no lo conocemos es un potencial
SI. Si no ampliamos el campo de realidad, las opciones son muy amplias.
Parece
contradictorio… una vivencia acotada es muy amplia potencialmente y por ende
potencialmente desfocalizada. Una vivencia ampliada es potencialmente mas
focalizada, si aprendemos a decir mas NO que SI.
Cuanto mas hacemos
y mas límites ponemos, mas foco logramos y por ende, mas concreción de nuestros
objetivos y deseos.
2015 en foco!